¿En qué creemos?

  • Dios es creador soberano: Las Santas Escrituras dicen que fuimos creados por un Dios personal para amar, servir, glorificar a Dios, y gozar de Él para siempre. El Nuevo Testamento revela que fue Jesús mismo quien creó todo (Juan 1:3; Colosenses 1:16). Por lo tanto, Él tiene autoridad sobre nuestras vidas y le debemos fidelidad, obediencia y adoración absolutas. Él es dueño y gobierna todo (Salmo 103:19).

  • Dios es santo: Dios es absoluta y perfectamente santo (Isaías 6:3); por lo tanto, no puede cometer ni aprobar el mal (Santiago 1:13). Dios también requiere santidad de nosotros. Primera de Pedro 1:16 dice: «Seréis santos, porque yo soy santo.»

  • La humanidad es pecadora: Según las Escrituras, todo el mundo es culpable de pecado: «no hay hombre que no peque» (1 Reyes 8:46). Eso no significa que seamos incapaces de realizar actos de bondad humana. Pero somos completamente incapaces de comprender, amar o agradar a Dios por nuestra cuenta (Romanos 3:10-12).

  • El pecado exige una pena: La santidad y la justicia de Dios exigen que todo pecado sea castigado con la muerte eterna (Ezequiel 18:4; Romanos 6:23). Es por eso que simplemente cambiar nuestros patrones de comportamiento no puede resolver nuestro problema de pecado o eliminar sus consecuencias.

  • Jesús es Señor y Salvador: Romanos 10:9 dice: «Si confiesas con tu boca a Jesús como Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.» Aunque la justicia de Dios exige la muerte por el pecado, Su amor ha proporcionado un Salvador que pagó el castigo y murió por los pecadores (1 Pedro 3:18). La muerte de Cristo satisfizo las demandas de la justicia de Dios, y la vida perfecta de Cristo satisfizo las demandas de la santidad de Dios (2 Corintios 5:21), lo que le permitió perdonar y salvar a aquellos que depositan su fe en Él (Romanos 3:26).

  • La fe salvadora: La verdadera fe siempre va acompañada del arrepentimiento del pecado. El arrepentimiento es estar de acuerdo con Dios en que eres pecador, confesarle tus pecados y tomar la decisión consciente de volverse del pecado (Lucas 13:3, 5; 1 Tesalonicenses 1:9), seguir a Cristo (Mateo 11:28-30; Juan 17:3) y obedecerle (1 Juan 2:3). No es suficiente creer ciertos hechos acerca de Cristo. Incluso Satanás y sus demonios creen en el Dios verdadero (Santiago 2:19), pero no lo aman ni lo obedecen. La verdadera fe salvadora siempre responde en obediencia (Efesios 2:10).

  • El Hombre: Creemos que el hombre fue directa e inmediatamente creado por Dios a Su imagen y semejanza. El hombre fue creado libre de pecado con una naturaleza racional, con inteligencia, voluntad, determinación personal, y responsabilidad moral para con Dios (Génesis 2:7; Santiago 3:9). Creemos que la intención de Dios en la creación del hombre fue que el hombre glorificara a Dios, disfrutara de la comunión con Dios, viviera su vida en la voluntad de Dios, y de esta manera cumpliera el propósito de Dios para el hombre en el mundo (Isaías 43:7; Apocalipsis 4:11).

  • La salvación: Creemos que la salvación es totalmente de Dios, por gracia, basada en la redención de Jesucristo, el mérito de Su sangre derramada, y que no está basada en méritos humanos u obras (Juan 1:12; Efesios 2:8-10).

  • Regeneración: Creemos que la regeneración es una obra celestial del Espíritu Santo mediante la cual la naturaleza divina y la vida divina son dadas (Tito 3:5). Es llevada a cabo únicamente por el poder del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios (Juan 5:24), cuando el pecador en arrepentimiento, al ser capacitado por el Espíritu Santo, responde en fe a la provisión divina de la salvación. La regeneración genuina es manifestada en frutos dignos de arrepentimiento que se demuestran en actitudes y conducta justas. Las buenas obras serán su evidencia apropiada y fruto (1ª Corintios 6:19-20; Efesios 2:10), y serán experimentadas hasta el punto en el que el creyente se someta al control del Espíritu Santo en su vida a través de la obediencia fiel a la Palabra de Dios (Efesios 5:17-21).

  • Justificación: Creemos que la justificación delante de Dios es un acto de Dios (Romanos 8:33) por medio del cual Él declara justos a aquéllos a quienes, a través de la fe en Cristo, se arrepienten de sus pecados (Lucas 13:3) y lo confiesan como Señor soberano (Romanos 10:9).

  • Santificación: Creemos que todo creyente es santificado separado para Dios por la justificación y por lo tanto declarado santo. Esta santificación es posicional e instantánea y no debe ser confundida con la santificación progresiva, (que es el proceso de crecimiento en la santidad a lo largo de la vida de un cristiano). Esta santificación tiene que ver con la posición del creyente, no con su vida práctica actual o condición (1ª Corintios 1:2).

  • La Iglesia: Creemos que todos los que confían en Jesucristo son inmediatamente colocados por el Espíritu Santo en un Cuerpo espiritual unido, la iglesia (1ª Corintios 12:12-13), de la cual Cristo es la cabeza (Efesios 1:22).

    Creemos que la formación de la iglesia, el Cuerpo de Cristo, comenzó en el Día de Pentecostés (Hechos 2) y será completada cuando Cristo venga por los Suyos en el rapto (1ª Corintios 15:51-52).

    Creemos que la autoridad suprema de la iglesia es Cristo, no el hombre (Colosenses 1:18) y que el liderazgo, dones, orden, disciplina y adoración son determinados por medio de su soberanía como se encuentra en las Escrituras.

    Las personas bíblicamente designadas sirviendo bajo Cristo y sobre la asamblea son los ancianos (también llamados obispos, presbíteros, pastores-maestros; Hechos 20:28) y diáconos. Tanto ancianos como diáconos deben de cumplir con los requisitos bíblicos (1ª Timoteo 3:1-13).

    Creemos que estos líderes guían o gobiernan como siervos de Cristo (1ª Timoteo 5:17-22) y tienen Su autoridad al dirigir la iglesia. La congregación debe someterse a su liderazgo (Hebreos 13:7,17).

    Creemos que la Cena del Señor es la conmemoración (memoria o recuerdo que se hace de alguien o algo) y proclamación de Su muerte hasta que Él venga, y siempre debe ser precedida por una solemne evaluación personal (1ª Corintios 11:28-32).

    También enseñamos que mientras que los elementos de la Comunión únicamente representan la carne y la sangre de Cristo, la Cena del Señor es de hecho una comunión con el Cristo resucitado Quien está presente de una manera única en cada creyente, teniendo comunión con Su pueblo (1ª Corintios 10:16).

    Creemos que el bautismo en agua por inmersión es una de las dos ordenanzas que Jesús instituyó para la iglesia. Justo antes de Su ascensión (Mateo 28:19-20). Estas instrucciones especifican que la iglesia es responsable de enseñar la palabra de Dios, de hacer discípulos y bautizarlos. El bautismo tiene importancia porque Jesús lo ordenó.

  • El Periodo De Tribulación: Creemos que después de sacar a la iglesia de la tierra (1ª Tesalonicenses 4:13-18) los justos juicios de Dios serán derramados sobre un mundo incrédulo (2ª Tesalonicenses 2:7-12), y que estos juicios llegarán a su clímax para el tiempo del regreso de Cristo en gloria a la tierra (Mateo 24:27-31).

  • La Segunda Venida Y El Reino Milenial: Creemos que después del periodo de tribulación, Cristo vendrá a la tierra a ocupar el trono de David (Mateo 25:31) y establecerá Su reino mesiánico por mil años sobre la tierra (Apocalipsis 20:1-7). Durante este tiempo los santos resucitados reinarán con Él sobre Israel y todas las naciones de la tierra (Apocalipsis 19:11-16).

  • El Rapto De La Iglesia: Creemos el regreso personal, corporal de nuestro Señor Jesucristo antes de la tribulación de siete años (1ª Tesalonicenses 4:16; Tito 2:13) para sacar a Su iglesia de esta tierra (1ª Corintios 15:51-53) y, entre este acontecimiento y Su regreso glorioso con Sus santos, para recompensar a los creyentes de acuerdo a sus obras (2ª Corintios 5:10).

  • El Juicio De Los Perdidos: Enseñamos que luego que Satanás sea soltado, después del reinado de Cristo por mil años (Apocalipsis 20:7), Satanás engañará a las naciones de la tierra y las reunirá para combatir a los santos y a la ciudad de Jerusalén, y en ese momento Satanás y su armada serán devorados por fuego del cielo (Apocalipsis 20:9).
    Después de esto, Satanás será arrojado al lago de fuego y azufre (Apocalipsis 20:10) y entonces Cristo, Quien es el Juez de todos los hombres (Juan 5:22), resucitará y juzgará a los grandes y pequeños en el Juicio del Gran Trono Blanco.

  • Eternidad: Creemos que después de la conclusión del milenio, la libertad temporal de Satanás, y el juicio de los incrédulos (2ª Tesalonicenses 1:9), los salvos entrarán al estado eterno de gloria con Dios, después del cual los elementos de esta tierra se disolverán (2ª Pedro 3:10) y serán reemplazados con una tierra nueva en donde sólo mora la justicia (Efesios 5:5).

  • Ángeles: Creemos que los ángeles son seres creados y por lo tanto no deben ser adorados. Aunque son un orden más alto de creación que el hombre, han sido creados para servir a Dios y para adorarlo (Lucas 2:9-14; Apocalipsis 5:11-14).

  • Muerte: Creemos que la muerte física no involucra la pérdida de nuestra consciencia inmaterial (Apocalipsis 6:9-11), que el alma de los redimidos pasa inmediatamente a la presencia de Cristo (Lucas 23:43), y que hay una separación entre el alma y el cuerpo (Filipenses 1:21-24), cuando nuestra alma y cuerpo se volverán a unir y serán glorificados para siempre con nuestro Señor (Filipenses 3:21).

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